Turismo de sol y playa, sí, pero también gustan los veraneantes de refrescarse mientras disfrutan de un cobijo en el que dé la sombra. En Punta Umbría, de momento, esto debe de estar dándose debajo de las sombrillas, porque los dueños de los chiringuitos se quejan de que la temporada no está yendo demasiado bien en sus negocios.
Por lo que cuenta, uno de estos hosteleros de costa que está sufriendo la escasez con mayor crudeza es Rafael Gago, dueño del chiringuito La Sombrilla. “La cosa está yendo horrible, desesperante”, se queja antes de apuntar que “apenas viene gente y la que se sienta únicamente se toma una cervecita, casi ni un plato de sardinas”. Y es que, por lo que ha observado Gago en lo que va de estío, “los veraneantes, cuando es la hora de comer, se van para su casa”.
Con este panorama, el dueño de La Sombrilla señala que “al día vienen muy pocas personas”, aunque, eso sí, asegura que le resulta muy difícil calcular cuántas visitas diarias tiene de media su negocio: “No tengo mucha idea, pero quizá sean unas cincuenta”. Y eso que éste es de los pocos chiringuitos puntaumbrieños en los que aún se hacen paellas los fines de semana.
También muy pesimista se muestra Elena Mora, la responsable de caja del Camarón desde hace cinco veranos. “Este año se está notando mucho bajón. De hecho, hoy mismo sólo tenemos tres reservas”, asegura antes de, tal y
como se quejaba Rafael Gago, comentar que los clientes que acuden a su chiringuito consumen menos. “Ahora se pide mucha sardina y cerveza; poca calidad”, concluye rodeada de las exquisiteces que tiene expuestas su establecimiento: jamón y, especialmente, una pecera en la que se muestran las piezas de marisco disponibles para echar a la cazuela.
A pesar de todo, Mora es consciente de la suerte que tiene de que su Camarón esté en las inmediaciones del hotel Barceló de Punta Umbría, que es su principal fuente de comensales. Eso sí, ha observado que “la gente que antes venía tres veces al mes ahora viene tan sólo una”.
A pesar de todo, no debe de ir mal el negocio cuando está abierto durante todo el año. Y es que este chiringuito tiene la particularidad de abrir durante todo el año y ofrecer salones climatizados a sus clientes. “Funcionamos más
como restaurante que
como chiringuito en sí”, expresa la responsable de la caja.
optimistas. Con mucho más entusiasmo afronta la temporada de verano Matías Barahona, dueño del chiringuito ‘Der’ Matías, cuyo balance es que, su negocio “va bien, aunque sí que entra menos dinero; hay la misma cantidad de gente, pero se piden más cosas baratas,
como las sardinas o las pechugas de pollo que ofrecemos nosotros”. Por eso, “se venden menos nuestros pescados, especialidad de la casa, los de la costa de Huelva: lubina, dorada, lenguado...”.
A pesar de ello, este hostelero no pierde la fe y espera que “cambie la cosa a partir del día 15”, cuando lleguen nuevos veraneantes a las costas de Punta Umbría aprovechando la segunda quincena de julio.
Así, continuando con el mismo flujo de clientes de cualquier temporada, Barahona se ve obligado a mantener una plantilla que consta de ocho camareros, a pesar de que ahora está consiguiendo unos réditos inferiores a los de otras temporadas. Porque, con sus altibajos, parece que a este hostelero no le van demasiado mal las cosas: “Atendemos diariamente a unas 400 personas, y los fines de semanas se nota un incremento, aunque el pasado, con la final del Mundial, no vino tanta gente”.
Y es que estos negocios no han notado ningún incremento de ventas durante el Mundial de Sudáfrica, siendo por tanto de los pocos hosteleros que no se han beneficiado de la euforia de su consecución.
Para animar el ambiente de su chiringuito, Matías suele poner música cubana los jueves y los sábados. “Pero una cosa tranquila, que no queremos que aquí venga la morralla de las litronas”, especula.
Por delante del dueño del ‘Der’ Matías, el primero en esta lista de optimismo es el portugués Manuel da Silva, que regenta desde hace ya 14 años el chiringuito Costa Recife, donde ondean la bandera de su país y la española, tan de moda ahora gracias a la victoria mundialista.
Da Silva dice, en contra de todos los hosteleros anteriores, que “este año el negocio va mejor que ningún otro”, y eso que el invierno para él fue “duro”, ya que se vieron en la obligación de “hacer obras después del temporal, porque la mitad de la terraza quedó totalmente destruida”. Además, añade que el pasado mes de “junio fue fantástico” mientras toca, o más bien aporrea, la barra de su chiringuito, que es de madera.
Por lo que cuenta, en el Costa Recife sí que están vendiéndose los productos caros que se ofrecen: pescados, mariscos y carnes de cerdo ibérico.
Mientras está enumerando la lista, un cliente pasa a su lado y le saluda: “Hasta luego, Manuel”. Entonces, explica el que considera uno de los mejores valores de su negocio: “Nuestra filosofía es la de que un cliente es un amigo”. Luego, un comensal venezolano que está apoyado en la barra corrobora sus palabras: “Llevo viniendo aquí desde que conozco a Manuel, hace ya muchos años”.
Ahora, tanto en Costa Recife
como en La Sombrilla, Camarón, y en el chiringuito ‘Der’ Matías esperan que haya un repunte de ventas durante estas fiestas de Nuestra Señora del Carmen, cuando Punta Umbría aumente de turistas y, a la par, los propios puntaumbrieños disfruten de su celebración y de los chiringuitos de su costa.
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